En la etapa de hoy teníamos por delante 140km de carretera y varias paradas interesantes hasta llegar a Lannion, nuestro destino final del día.
Plouha
Nuestra primera parada fue el pequeño pueblo de Plouha, cuyo principal atractivo turístico es la capilla de Kermaria-an-Isquit. Esta capilla está decorada con frescos de la danza macabra, pero lamentablemente estaba cerrada, con lo que no pudimos visitar el interior.
El exterior no resulta especialmente llamativo ni destacable. Mi hermano si disfrutó un buen rato con el curioso porche que emerge de uno de los lado de la capilla, pero personalmente me pareció una construcción bastante anodina.
Paimpol
Paimpol es un agradable pueblo pesquero conocido también como la"Ciudad de los islandeses", debido al gran número de pescadores que zarpaban durante meses a Islandia para pescar bacalao.
El punto principal de Paimpol es el puerto y sus muelles. Además nuestra visita coincidió con día de mercado y a lo largo del muelle había numerosos puestos de venta de artículos de artesanía, y comida.
Es posible pasear por lo muelles hasta el final sin tener que dar la vuelta por el mismo camino. Al fondo de los muelles hay puentes móviles que permiten el paso tanto de barcos como de peatones y que nos sirven para cruzar de un lado al otro de la zona del puerto.
Toda la zona del puerto está también llena de bares y restaurantes con gran afluencia de turismo. Merece la pena dedicarle un tiempo a darle un paseo con calma y disfrutar del ambiente.
Otros puntos de interés que podemos encontrar en Paimpol es la propia oficina de turismo de Paimpol, con una construcción muy moderna en una zona tradicional, pero muy bien integrada en el entorno. Destaca también un pequeño voladizo sobre el canal que le otorga un carácter especial.
Tréguier
La siguiente parada del día fue el pueblo de Tréguier. Se trata de un pequeño pueblo medieval construido en la ladera de una montaña, por lo que toda la zona urbana se encuentra en cuesta, desde el puerto hasta la catedral. Aquí volvemos a encontrar numerosos ejemplos de las típicas construcciones con entramado de madera tan típicas de la zona.
Aparcamos en un amplio aparcamiento junto al puerto y aprovechamos para comer un picnic allí mismo, mirando al rio y las embarcaciones. No es el puerto más bonito de Bretaña pero es un sitio agradable para hacer una pequeña pausa.
La ruta para recorrer Tréguier es súmamente fácil:
Subir por la calle Rue Ernest Renant hasta la Place du Martray y bajar de nuevo por Rue Saint-André.
O viceversa.
Nada más empezar la Rue Ernest Renant desde el río encontramos con dos pequeñas torres que enmarcan la calle y que nos dan la bienvenida al pueblo. Desde ahí, y a lo largo de toda la calle podemos disfrutar de un pequeño viaje en el tiempo entre casas con muchos años de historia.
Merece mención especial en la parte alta de la calle que lleva su nombre la casa donde nació el escritor Ernest Renant, que actualmente alberga un museo sobre su vida y obras.
Indudablemente el punto principal del pueblo es la Place du Martray y la Catedral de Saint-Tugdual. Lamentablemente en nuestra visita la plaza estaba parcialmente en obras, por lo que no pudimos disfrutarla como se merece. En cualquier caso, si aprovechamos para tomar un café antes de la visita a la catedral.
La Catedral de Saint-Tugdual data de los siglos XIV y XV, aunque pueden observarse restos de la antigua catedral románica. La visita a la catedral es libre, pero su claustro es de pago. No esperaba mucho del claustro, pero resultó realmente encantador. Es un espacio tremendamente tranquilo y acogedor. Un detalle especialmente curioso es solo tiene 3 de los 4 lados, siendo el cuarto la propia pared de la catedral, lo que impide rodearlo completamente.
La costa de Granito Rosa
Dicen que solo hay tres costas de granito rosa en el mundo. Una en China, otra en Córcega y esta de Bretaña en Perros-Guirec, que forma un paisaje de unos 10km de largo.
Nosotros recorrimos el tramo entre el parking de Pors Rolland y Ploumanac'h. El parking se encuentra al final del Chemin de Skevell, muy fácil de encontrar. Sin embargo estaba abarrotado, por lo que nos costó un rato poder aparcar el coche.
Las rocas de la costa tienen un tono rosado. No es tremendamente llamativo, pero sí confiere una tonalidad algo diferente. Toda la costa está recorrida por un camino ancho y accesible, lo que hace que la afluencia de visitantes sea muy alta. El camino está marcado para evitar pisar la flora del entorno y en diferentes puntos permite acercarse a las peñas de la costa para observar el paisaje en todo su esplendor.
Al llegar a Ploumanac'h destaca el Mean Faro Ruz, al que se accede a través de un bonito puente de piedra. Todo el paseo resulta muy sencillo de caminar y es realmente vistoso, aunque no realmente espectacular más allá del color de las rocas. Además el hecho de sea un camino tan transitado le resta algo de encanto.
Trégastel
Antes de llegar al destino final de la etapa nos acercamos a la pequeña localidad de Trégastel para dar el último paseo por la costa. Se trata de una pequeña localidad al oeste de Ploumanac'h que cuenta con una playa inmensa. Además en momentos de marea baja dos pequeñas islas frente a la costa son accesibles caminando, lo que le da un toque muy especial a la ruta. Eso si, cuidado con la subida de la marea!!
Al contrario que en Ploumanac'h el parking de la playa es inmenso y en esta ocasión estaba prácticamente vacío.
Lannion
Nuestra meta del día era Lannion, donde nos alojamos en el Hotel Cerise, muy cerca del centro urbano. Lannion en una pequeña ciudad con numerosas construcciones de entramado de madera, y que ha sido urbanizada de forma sinuosa, con numerosas calles en curva que hacen que resulte difícil orientarse al pasear por ella.
Tal vez por ser ya domingo por la tarde el casco viejo se encontraba totalmente desolado, sin prácticamente ninguna persona por la calle.
Además de pasear por el casco antiguo, resulta imprescindible visitar la Iglesia de Brélévenez, del siglo XII pero posteriormente reformada en estilo gótico.
La iglesia se encuentra en lo alto de una colina desde la que se obtienen unas vistas estupendas de la ciudad. La subida se realiza a través de una escalinata de 140 escalones, pero que se sube con bastante facilidad.
También son destacable los puentes sobre el río Léguer, especialmente el Pont Ste. Anne, decorado con multitud de flores que ofrecen una visión muy colorida sobre el río y las casas adyacentes.