El Castillo de Butrón es un monumento mágicamente único a escasos kilómetros de Bilbao que resulta tristemente ignorado tanto por los turistas como por las instituciones. Actualmente no es posible visitar su interior pero visto desde fuera sigue conservando todo el encanto de los castillos de los cuentos de hadas.
Aunque los orígenes del castillo de Butrón se remontan a una antigua casa torre del siglo XI, la edificación tal y como la conocemos actualmente es del siglo XIX, es decir, increiblemente más nuevo de lo que pudiéramos imaginar.
El castillo se construyó ya como un capricho, rememorando las antiguas fortalezas medievales, con un estilo similar a los castillos de Baviera y con muchos componentes de un castillo de cuentos infantiles. Es decir, nunca tuvo una función estratégica o defensiva. Y por ello se aleja totalmente del estilo de cualquier otra edificación que pueda encontrarse en la zona.
El castillo de Butrón constituye uno de los edificios-fortalezas más destacados de Bizkaia.
Aunque se encuentra a unos 20 km de Bilbao no existe una forma fácil de llegar en transporte público. Para visitarlo en coche podemos aparcar en un parking relativamente amplio al otro lado del río, junto al puente que nos sirve de acceso al castillo. Al lado del parking hay un grupo de mesas donde poder hacer picnic e incluso un bar, que mantiene unos horarios muy limitados y no es fácil encontrar abierto.
Al no poder visitar el interior del castillo la visita no nos llevará demasiado tiempo. Simplemente admirar la fachada principal y caminar alrededor del castillo, que es sorprendentemente más pequeño de lo que pudiéramos pensar viendo la parte frontal.
Podemos complementar la visita a Butrón dando un paseo por el bosque que lo rodea. El parque tiene una superficie de aproximadamente 35.000 metros cuadrados y alberga un gran número de variedades de árboles.
En resumen, una visita que se queda corta por no poder explorar el interior del castillo y que te deja con la sensación de que todo el entorno natural y el propio edificio podrían dar mucho más de si, explotándolo y abriéndolo de alguna forma que resultase atractivo para los turistas y visitantes. Sin embargo, a pesar de todo merece la pena la excursión porque se trata de un elemento único en Bizkaia y nos permite volver a soñar con los cuentos de hadas y princesas encantadas.